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Itinerario: Tokyo (Yokohama) - Nagasaki - Busan - Sakaiminato, Japan - Tsuruga\t\t\t\t - Toyama, Japón - Akita - Tokyo (Yokohama) - Toba - Osaka - Kochi, Japan - Hiroshima, Japan - Crucero panorámico por el Estrecho de Kanmon - Busan - Nagasaki - Shimizu - Tokyo (Yokohama)
Interior
U$S 2,828 por persona
Alojamiento de mejor valor seleccionado expresado en dolares americanos
Yokohama y Edo comenzaron su vida como tranquilos puertos de pesca. Eso cambió en el siglo XVII después de que Tokugawa Ieyasu se convirtiera en Shogun. Edo se convirtió en el centro del poder político en Japón, posición que la ciudad conservó incluso después de la restauración del gobierno imperial en 1866.
Su contemporánea Tokio puede ser la más sorprendente ciudad de la tierra. Es una mezcla paradójica de antigua tradición y cultura posmoderna. El Ginza – la meca internacional de las compras – se encuentra cerca de los serenos jardines del Palacio Imperial, y la hipervelocidad del consumismo del siglo XXI se reconcilia misteriosamente con la elegancia y la serenidad de la cultura tradicional. Tokio ofrece al viajero una experiencia vertiginosa.
Con la Restauración de Meiji en 1868, Edo pasó a llamarse Tokio, la “capital del este”, para distinguirla de la antigua capital imperial de Kyoto, la “Capital del Oeste.”
Para la mayoría de los viajeros, Nagasaki es el símbolo del horror y la crueldad de la guerra. Se estima que 75.000 personas murieron en 1945 cuando la ciudad se convirtió en el segundo objetivo de un ataque nuclear. Hoy, el Parque de la Paz de Nagasaki y Museo de la Bomba Atómica atraen a visitantes de todo el mundo.
Pero esta hermosa ciudad de Kyushu ofrece otros lugares. A menudo descrito como el San Francisco de Japón, la ciudad ocupa verdes colinas rodeadas de una bahía de aguas profundas. Durante tres siglos, Nagasaki fue la única ventana de Japón al mundo. La ciudad también es el escenario de la ópera de Puccini “Madame Butterfly”.
Busan, la segunda ciudad más grande de Corea del Sur, es su puerta de acceso a una tierra fascinante cuya cultura es una amalgama única de lo antiguo y lo nuevo. Las altas y modernas torres empequeñecen las pequeñas torres de los antiguos templos budistas. El bullicioso distrito financiero de la ciudad ofrece un marcado contraste frente a los tranquilos jardines de Yongdusan Park. En resumen, Busan es un microcosmos de Corea del Sur, una nación cuyo sorprendente éxito económico a menudo oculta una de las culturas más sofisticadas y venerables de Asia.
Busan fue escenario de encarnizados combates durante la Guerra de Corea. El Cementerio Conmemorativo de las Naciones Unidas marca el lugar de sepultura de las tropas de 16 naciones que dieron su vida durante el conflicto.
Situada entre el mar, el cielo y las montañas, este pequeño puerto pesquero ha sido apreciado durante siglos por su excelente marisco. Aquí, el Mar de Japón ofrece el famoso cangrejo y hon-maguro, el preciado atún rojo buscado por los gourmets de todo el mundo. Sakaiminato también es su puerta de entrada a la antigua región de Honshu. Al oeste de la ciudad se encuentra Izumo Taisha, uno de los santuarios más antiguos y sagrados del Sintoísmo. Esta zona está salpicada de túmulos funerarios de la Edad de Bronce de Japón. La ciudad de Matsue alberga el famoso “Castillo Negro”, un castillo de seis plantas y negras murallas, hogar del clan de la poderosa dinastía Tokugawa, que gobernó Japón durante más de 250 años. Y al este se levanta la gran cumbre cubierta de nieve del Monte Daisen, considerado como una de las cuatro montañas más espectaculares de todo Japón.
The serene calm of this largest city in the Wakasa region of Japan is one steeped in culture and poetic tales. The brilliant, wandering, Edo poet Matsua Basho was inspired to write a haiku about the glimmer of the moonlight over Tsuraga Bay, and the plethora of artisan crafts from lacquerware to washi (Japanese paper) keep the traditions of cultural beauty alive today. The area is home to one of the most picturesque pine groves in the country at Kehi-no-Matsubara, where white-sand beaches fringe the fragrant green boughs of the magnificent pines. The area of Mikata-goko is home to five sparkling, small lakes with colors ranging from turquoise blue to jade green, and the region is home to a number of important, brightly painted shrines. The Kehi-jingu Shrine was reared in 702 and a massive, vermillion, wooden torii gate was re-constructed in 1645. Museums abound, and the Fukui Prefectural Dinosaur Museum is popular with families wanting to explore the origins of the prehistoric world, while the moving Port of Humanity Museum honors the humanitarian work of Chiune Sugihara, credited with saving as many as 6,000 souls from the Nazis. Whether your interests lie in natural scenery, authentic experiences or historic sites, a day spent on these captivating shores will have you writing poetry of your own.
Toyama is a coastal city on Japan’s main island, Honshu. In the center, Toyama Castle Park has a restored castle dating to the 1500s, plus small museums of history and art. The nearby Toyama Glass Art Museum displays striking contemporary works. Rakusui-tei is an art museum in a traditional home with a formal garden.
There is a celebratory air in Akita, where year round festivals and street parades are colorfully integrated into daily life. A key city in the Tohoku region since medieval times, Akita was once a castle town of the Satake clan, but today is a vibrant, prosperous city that seamlessly honors its past but embraces its young energetic spirit. Noted for its burgeoning art community, there are several fine museums to explore including The Hirano Masakichi Art Musuem housing a collection of work by Western and Japanese artists, the Akita City Folklore Museum and the Kakunodate Samurai District, a living museum that showcases the samurai way of life. In the neighboring Oga Peninsula, the region’s most famous icon, the terrifying Namahage, has it’s won cultural center and festival ritual performed in his name. Surrounding the city, fertile farmland and rice fields produce some of the best sake in the country and nature lovers won’t know which way to turn – to the west is the picturesque Sea of Japan and to the north, south and east, majestic mountain ranges including the UNESCO World Heritage sight of Shirakami-Sanchi proudly stand. A trip to the revolving observation center Mt. Kanpuzan Observatory solves the dilemma.
Yokohama y Edo comenzaron su vida como tranquilos puertos de pesca. Eso cambió en el siglo XVII después de que Tokugawa Ieyasu se convirtiera en Shogun. Edo se convirtió en el centro del poder político en Japón, posición que la ciudad conservó incluso después de la restauración del gobierno imperial en 1866.
Su contemporánea Tokio puede ser la más sorprendente ciudad de la tierra. Es una mezcla paradójica de antigua tradición y cultura posmoderna. El Ginza – la meca internacional de las compras – se encuentra cerca de los serenos jardines del Palacio Imperial, y la hipervelocidad del consumismo del siglo XXI se reconcilia misteriosamente con la elegancia y la serenidad de la cultura tradicional. Tokio ofrece al viajero una experiencia vertiginosa.
Con la Restauración de Meiji en 1868, Edo pasó a llamarse Tokio, la “capital del este”, para distinguirla de la antigua capital imperial de Kyoto, la “Capital del Oeste.”
Toba, located at the northeastern end of the Shima-hanto Peninsula in Mie, flourished as the castle town of the Kuki family who ruled this region from the 16th century. It was also a landing spot for visitors on the sea route to Ise-jingu Shrine and belongs to Ise-Shima National Park.
Durante siglos, Osaka era la puerta y enlace cultural y comercial de Japón en Asia – el punto de entrada tanto para el comercio y, sobre todo, las influencias culturales que dieron forma a la sociedad Japonesa. Desde el té al Zen, desde el arte a la ciencia y la filosofía, Osaka era el contacto de Japón con las grandes culturas de Asia oriental que florecieron en China y Corea. La ciudad alcanzó su apogeo a finales del siglo XVI, cuando el gran señor feudal Toyotomi Hideyoshi hizo de Osaka su capital. Toyotomi era el señor de Japón, y un inmenso centro administrativo y comercial se desarrolló rápidamente alrededor del Castillo de Osaka. Tras la muerte de Toyotomi, la sede del poder de la nación pasó de Osaka a un pequeño pueblo de pescadores llamado Edo -la moderna Tokio. Aunque eclipsada por Tokio, Osaka sigue siendo la segunda ciudad más grande de Japón y un centro comercial vital.
La moderna Osaka es el hogar de los monumentos del pasado de Japón incluyendo el inmenso Castillo de Toyotomi y el Santuario Sumiyoshi. La ciudad es también la puerta de entrada a Kioto, la antigua capital imperial de Japón y el centro cultural y espiritual de la nación.
Kochi sits on the broad alluvial plain facing Urado Bay. This city in Shikoku takes its name from the great feudal castle that sits at its very heart. Completed in 1611, Kochi Castle was the seat of Yamauchi Kazutoyo, a noted warrior who supported Tokugawa Ieyasu in his successful quest to become Shogun. Tosa Province and Kochi Castle were Yamauchi’s reward for faithful service. There is an historical irony here: 250 years later, a Kochi native son – a former low-ranked samurai and now ronin named Sakamoto Ryoma – played a pivotal role in bringing the Tokugawa Shogunate to an end and restoring the Emperor of Japan to political prominence. The prize once awarded for faithful service had become a hotbed of support for the Meiji Restoration.
Kochi is one of the wettest places in Japan – and a frequent target for cyclonic storms or typhoons. Southeast of the city, warm oceans currents washing against the Aki Mountains create a subtropical landscape of hibiscus, palm and ficus at Muroto-Anan Quasi-National Park.
En la hoy moderna ciudad de amplias avenidas de Hiroshima, el Museo Conmemorativo de la Paz permite vislumbrar la sombría realidad que conforma el trágico pasado de esta ciudad. Hiroshima es hoy un monumento que recuerda no sólo la fuerza de destrucción empleada por el hombre, sino también la voluntad indomable del espíritu humano de superar la tragedia.
El 6 de agosto de 1945, la historia del hombre se alteró de forma irrevocable cuando el Enola Gay, un bombardero Estadounidense B-29, dejó caer una bomba atómica sobre Hiroshima, dejando a la mitad de la ciudad en llamas y en ruinas. En el corazón de la ciudad se encuentra el Parque Conmemorativo de la Paz y la Cúpula de la Bomba Atómica de Hiroshima (Genbaku Domu), el único edificio que sobrevivió a la bomba y que hasta hoy sigue recordando lo ocurrido. Las paredes dañadas del que fuera el antiguo Industry Promotion Hall de la ciudad y el esqueleto que una vez sostuvo la cúpula de cobre vaporizada en la explosión son claros símbolos de Hiroshima.
Hiroshima es también el punto de salida hacia la pintoresca Isla de Miyajima, conocida por su Santuario Itsukushima.
Busan, la segunda ciudad más grande de Corea del Sur, es su puerta de acceso a una tierra fascinante cuya cultura es una amalgama única de lo antiguo y lo nuevo. Las altas y modernas torres empequeñecen las pequeñas torres de los antiguos templos budistas. El bullicioso distrito financiero de la ciudad ofrece un marcado contraste frente a los tranquilos jardines de Yongdusan Park. En resumen, Busan es un microcosmos de Corea del Sur, una nación cuyo sorprendente éxito económico a menudo oculta una de las culturas más sofisticadas y venerables de Asia.
Busan fue escenario de encarnizados combates durante la Guerra de Corea. El Cementerio Conmemorativo de las Naciones Unidas marca el lugar de sepultura de las tropas de 16 naciones que dieron su vida durante el conflicto.
Para la mayoría de los viajeros, Nagasaki es el símbolo del horror y la crueldad de la guerra. Se estima que 75.000 personas murieron en 1945 cuando la ciudad se convirtió en el segundo objetivo de un ataque nuclear. Hoy, el Parque de la Paz de Nagasaki y Museo de la Bomba Atómica atraen a visitantes de todo el mundo.
Pero esta hermosa ciudad de Kyushu ofrece otros lugares. A menudo descrito como el San Francisco de Japón, la ciudad ocupa verdes colinas rodeadas de una bahía de aguas profundas. Durante tres siglos, Nagasaki fue la única ventana de Japón al mundo. La ciudad también es el escenario de la ópera de Puccini “Madame Butterfly”.
A mesmerizing landscape, a revered cultural history, and Japan’s most sacred volcano are just a few of the many delights beckoning you to come and explore this ancient city. While Shimizu may have the reputation as being bustling and modern, its cultural and spiritual side is on display in the form of ancient and enthralling shrines. Of course, it may be the sacred and snow-capped Mount Fuji that garners the most attention. Towering over the region at approximately 12,388 feet above sea level, the active volcano, designated a “place and source of artistic inspiration” by UNESCO is just one of the many unforgettable adventures Shimizu inspires.
Yokohama y Edo comenzaron su vida como tranquilos puertos de pesca. Eso cambió en el siglo XVII después de que Tokugawa Ieyasu se convirtiera en Shogun. Edo se convirtió en el centro del poder político en Japón, posición que la ciudad conservó incluso después de la restauración del gobierno imperial en 1866.
Su contemporánea Tokio puede ser la más sorprendente ciudad de la tierra. Es una mezcla paradójica de antigua tradición y cultura posmoderna. El Ginza – la meca internacional de las compras – se encuentra cerca de los serenos jardines del Palacio Imperial, y la hipervelocidad del consumismo del siglo XXI se reconcilia misteriosamente con la elegancia y la serenidad de la cultura tradicional. Tokio ofrece al viajero una experiencia vertiginosa.
Con la Restauración de Meiji en 1868, Edo pasó a llamarse Tokio, la “capital del este”, para distinguirla de la antigua capital imperial de Kyoto, la “Capital del Oeste.”
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